lunes, 17 de septiembre de 2007

Las úlceras de María Caridad

María Dolores Torres



Cuando Alex llegó, Susana estaba por cerrar. Él, con un variado repertorio seductor a la mano, se arrodilló frente a la chica que comenzaba a apagar las luces del local y le rogó que lo atendiera, que era una emergencia, que su abuela –la que lo crió después de que sus padres murieran en un horrible accidente de tránsito cuando él apenas empezaba a gatear- estaba por morir en el extranjero y él tenía que estar allí con ella para tomarle la mano cuando diera el último suspiro.

Susana, que en el fondo tenía un carácter patológicamente complaciente – y a pesar de todo lo que implicaba ceder, desactivar la alarma, encender las luces, el aire acondicionado, las computadoras, hacer esperar a su amiga en el restaurante en el que cenarían, etc.-, suspiró derrotada y lo hizo entrar. Quizás esto es justamente lo que estaba necesitando -pensó mientras dejaba pasar al hombre. Su amiga Mercedes decía siempre que cuando el alumno está listo, aparece el maestro.

-Gracias, gracias, mil gracias. Pídeme lo que quieras y te complaceré. No sabes el favor inmenso que me estás haciendo. Mi abuela te lo agradecerá también -dijo Alex mientras se arrodillaba y le besaba la mano a la incauta empleada de la agencia de viajes.

Mientras Susana encendía todo de nuevo y llamaba a su amiga para avisarle que tardaría un poco en llegar, Alex tomó todos los folletos de turismo que encontró en las mesas de visitantes y se sentó plácidamente a inspeccionar el destino a donde iría a conquistar a la próxima ingenua millonaria.

-Bien, ya estoy en el sistema. ¿Para dónde y cuándo necesita el pasaje? -pregunto la chica mientras Alex devoraba uno a uno los folletos de países exóticos del lejano oriente en donde sabía, por las revistas que compraba cada semana, iban ahora las mujeres ricas de todos los países del mundo.

-¿Eh?… Dame unos minuticos, todavía no decido -le contesto el cínico sin siquiera levantar la vista de los coloridos paisajes de Bora Bora.

-¿Perdón? ¿No sabe dónde está su abuela?

-Ay amor, me disculpas, es que necesito irme mañana mismo y como tú estabas cerrando…

-Cara dura -pensó María Caridad y lo dijo Susana entre dientes, sacando valor de entre sus complacientes entrañas que, por exceso de servilidad, ardían con tres ulceras en pleno tratamiento.

Alex le dedicó su sonrisa más seductora, esa que ensayaba todas las noches antes apagar la computadora para irse dormir.

Después de unos diez minutos, Alex le extendió un folleto de Bali. Ahí seguro encontraba varias víctimas para escoger.

-Aquí –dijo mientras le señalaba la foto del folleto-, este es el lugar a donde quiero irme mañana. Pídeme una habitación económica en un hotel barato pero que quede lo más cerca posible de los de lujo. Te voy a confesar algo, si tuviera el dinero, te invitaba a venir conmigo. Me gustaste apenas te vi. Si los negocios que voy a hacer allí me salen como creo, regreso a buscarte y nos escapamos un par de semanas a donde tú quieras.

Susana, que era sumisa más no pendeja, asintió sonriendo cándidamente. Tomó el folleto y se puso a teclear en la computadora por varios minutos. Parecía buscar con ahínco para complacer a la sonrisa con patas que tenía sentada frente a ella.

-¿Puedo hacerle una sugerencia? Digo, si no es mucha intromisión -le preguntó al imbécil.

-No faltaba más. Dime lo que sea, que seguro es buen dato.

-Si va a hacer negocios de altura, debería hospedarse en un hotel con clase. Aquí le encontré un buen precio en el hotel The Bale en Nusa Dua, lo mejor de Bali. Tiene una tarifa promocional y las habitaciones sencillas las bajaron de setecientos dólares la noche a seiscientos. Es una gran oportunidad. Es un hotel espectacular.

-Oye chica, tienes razón, quizás por eso es que hasta ahora no he tenido resultados óptimos en mi empresa, anótame en ese, confío en tu buen juicio. Lo pongo en la tarjeta. Pídeme la salida para mañana y el regreso para dentro de un mes. Con eso debe ser suficiente para luego pagar el monto total y dejarla en cero.

Susana tardó varios minutos más mientras reservaba pasajes, hotel y una moto de lujo para Alex. Mientras los tiquetes electrónicos se imprimían, pasó la tarjeta y tomó la firma del gigoló. Metió los papeles en una cartuchera de cuero de las que la agencia otorgaba a sus clientes de primera clase y le dijo al cliente que como ya era muy tarde y la estaban esperando para cenar, no tenía tiempo de revisar todo el itinerario con él.

-Lo importante es que esté mañana a las 3 p.m. en el aeropuerto. Sale en el vuelo vía Amsterdam y de allí agarra la conexión. Que tenga buen viaje -explico apurada mientras apagaba todo y materialmente sacaba al hombre a empujones.

-¡Muchísimas gracias! Eres un tesoro. Te llamo al regresar para vernos -dijo sin parar de sonreír. Por cierto, no sé tu nombre…

-Susana -dijo María Caridad, mientras se alejaba caminando hacia las escaleras mecánicas.

...

-¿Mariana? -preguntó Susana al celular mientras caminaba hacia su auto en el estacionamiento… Chama, me vas a perdonar, me siento horrible contigo, pero no voy a poder ir. Conocí a un tipo que te mueres…. Sí, te prometo que mañana en cuanto pueda te llamo y te cuento…. No, no es casado…. Chao que me está esperando en su Porche, vamos a cenar.

...

María Caridad se paró de la silla, hizo algunos estiramientos, encendió las luces porque ya se había hecho de noche, le puso la comida al gato, se sirvió una copa de vino y se sentó de nuevo frente a la computadora. Allí se quedó toda la noche. A las cuatro de la madrugada sonrió al monitor mientras se estiraba en la silla. Se dio una ducha y se acostó a dormir.

...

A las cuatro de la tarde del día siguiente, Alex llegó al aeropuerto vestido a lo Julio Iglesias, pasaporte en mano y directo al avión porque llegó cuando casi estaban por cerrar la puerta de embarque. Se quedó rendido en su asiento de clase ejecutiva a las dos horas de estar en el aire. Ni siquiera se dio cuenta cuando sirvieron la cena y el desayuno.

...

Doce horas más tarde, Alex despertó en la habitación de un hospital obviamente público y en un lugar que obviamente era muy pobre que podía ser Nigeria, Pizco después del terremoto o un pueblo del interior de Venezuela. Su mano estaba pegada a la de una anciana inconsciente que yacía en una cama clínica. Intentó despegarla pero fue imposible. Parecía fusionada al brazo de la vieja con Pega Loca. Alex no entendía nada, pensó que estaba en la mitad de una pesadilla. Los vuelos largos siempre le sentaban mal.

En ese instante entró una enfermera.

-¡Ah! Señor Alex, qué bueno que pudo llegar. Su abuelita está muy mal, los médicos no creen que dure más de una semana, dos a lo sumo. Si llega a despertar estará feliz de verlo. No ha hecho sino preguntar por usted desde que la internaron la semana pasada.

-Perdone usted, ¿podría decirme dónde estoy? ¿Es decir, podría usted decirme si estoy durmiendo?

La enfermera soltó una carcajada.

–Usted si es gracioso señor Alex. Siempre con ese sentido del humor tan extraño. Igual que su abuelita -dijo mientras salía de la habitación y cerraba la puerta.

...

El médico entro de nuevo en el consultorio con un sobre manila en la mano. Saco unos papeles, leyó por encima y dijo: “Bueno María Caridad, como que la terapia le ha hecho bien. Ni rastro de las ulceras. Siga con la dieta baja en grasas por un par de meses más y luego iremos incorporándolas poco a poco. Pero hágame el favor, no deje al terapeuta, el meollo de esta afección está en la rabia reprimida”.

Ella se levantó y sonriendo apretó la mano del doctor. Al salir del consultorio pensó que si el doctor supiera que ella no estaba yendo a ningún terapeuta sino que pasaba todo el día viviendo en el cuerpo de Susana en Second Life, atendiendo la agencia de viajes virtual que le había costado al menos la mitad de su herencia, no habría estado muy contento. Al menos no tan contento como ella.

http://www.clarin.com/diario/2006/09/03/sociedad/s-05415.htm

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Chamaaaa, este cuento te quedo Bestial.

adriana bertorelli p. dijo...

carajo, en este si me agarró usted fuera de base, compañerita. tuve que leerlo, releerlo y luego estudiarme el link porque no lo podía creer. quizás siga el ejemplo de susana y abra un puticlub en mundo paralelo. yuoi !!

La Gata Insomne dijo...

Nodriza!!1
que maravilla, eres macabra y truculenta, menos mal que me contaste un poco lo de second life, porque si no ni me entero

me la gocé completa,
buena lección al bolsa!!!