lunes, 17 de septiembre de 2007

May I take a picture with you?

Carlos Medina



Año 1986. El carajito boquiabierto miraba estupefacto a un cuarteto de músicos que todavía desfilan en las portadas de los gloriosos discos de 33 rpm. El disco es Cultura. A sus ocho años de edad, entre las primeras enseñanzas de su despreciado Colegio La Salle, y las de su primo sobre quiénes eran esos cuatro que se hacían llamar Queen, ese niño soñaba con conocer a esos grancarajos que marcaron con su música a tantas personas en el mundo. Con el tiempo surgió lo esperado, pues del gusto pasó a la apreciación exhaustiva de cada acorde; y de ésta al fanatismo. Toda la discografía en apenas unos años y una extensa lloradera en noviembre del 91, cuando el líder de la banda falleció a causa del Sida.

Ya de adulto, digo con todo orgullo que soy fanático de Queen. Y reconozco que desde aquellos tiempos en que me convertí en un “freak” de su música, tuve el ferviente deseo de conocer a los miembros restantes de la banda. Mi fanatismo me ha llevado a olvidar que necesito un carro, una moto o cualquier otra porquería semejante, puesto que ir a una agencia de viajes a fin de volar a perseguir a Brian May, Roger Taylor o John Deacon, se me hace más necesario.

Fue en Madrid, durante una muy criticada gira del grupo junto al cantante Paul Rodgers, que vi con más posibilidades el estrecharles la mano a los intérpretes de “The Prophet’s Song”. Desde que llegué, gasté preciosísimas horas en los mejores hoteles de la ciudad a esperar que salieran Brian o Roger. Supe pues, con mis investigaciones de rigor, que Brian y Roger se presentarían en una rueda de prensa con motivo de la organización de la edición española del Festival 46664 a beneficio de la Fundación Nelson Mandela. Primer contacto: llamar al lugar donde se realizaría el evento.

—¿De dónde llama?, ¿de Venezuela?

—No, bueno sí, no. Es decir, soy un periodista venezolano y me encuentro en Madrid para cubrir el evento.

—¡Pero qué guay!... Anote: Lucila Castañeira. El móvil es 651 51 98 94. Tiene que avisarle a ella...

Una Mahou por el pecho porque la cosa está cerca. Como trabajo en una radio, planeé demostrar que ciertamente podía transmitir la rueda de prensa vía telefónica. (Nojoda, las que se inventa uno...)

—“Hola, es Lucila, déjame un mensaje y luego te llamo, ¿vale?”

—Aló, Lucila. Hola, mi amor, mi nombre es Carlos Medina, mira, yo soy un periodista venezolano que vine exclusivamente a España a cubrir la rueda de prensa. ¿Me puedes meter en la lista? Dale... este... te llamo más tarde. Gracias, cariño.

Estos sudacas... Me largo a las 4:30 p.m. y llego al sitio. Una cola infernal de fotógrafos y de periodistas pelúos con cámaras más arrechas que la mía. Digo mi nombre a la recepcionista de la Fundación. No estoy. No me encuentran. Pongo mi acento más venezolano posible (casi cubano), y digo: “Mira, yo hablé con Lucila y ella me dijo que me pondría en la lista”. Me dejan pasar, ante la mirada de odio de uno tipos que se parecen a los de Barón Rojo.

Pillo la sala. ¿Por dónde entrarán? Un tipo se me acerca preguntándome que cómo voy a transmitir. Le respondo que vía celular. Bueno, móvil. Mi pobre Nokia: lo escondo hecho el pendejo porque está apagado. Comienza la rueda de prensa. Me pongo al lado de una corneta a fin de sugerir que estoy captando todo. Una hora de paja. Sale la oradora y dice: “Ahora, con vosotros, el señor Brian May... Roger lamentablemente no pudo venir”. Una retahíla de vainas me nublan la mente:

1. Verga, ahí está el tipo.
2. Qué alto es el coño e’madre.
3. Estoy aquí.
4. God Save the Queen.
5. ¿Qué diría Alfredo Escalante? Que lo conoció en Tarzilandia, en 1981.
6. “Don’t you hear my call though you’re many years away”.
7. La portada de News of the World.
8. Estoy aquí.
9. Ese señor conoció a Freddie Mercury, qué bolas.
10. El Disco es Cultura...

Habla un buen rato. Descargo un rollo entero y repaso por cuadragésima vez cómo voy a hacer para ir “a por él”. Termina la rueda de prensa, se levanta y se desplaza a una puerta medio oculta. Hay una periodista de pelo rojo que intenta subir para perseguirlo; los guardaespaldas la detienen y veo que ese es el momento en que Dios me guiña un ojo por primera vez en su puta vida.

Estoy arriba y nadie me ha visto. Me voy detrás de Brian, y me le acerco lo suficiente como para que el famoso greñero me haga cosquillas en los ojos. Es que tarda en cruzar un estrecho pasillo y por eso casi choco con él. De inmediato estamos en una habitación de paredes de vidrio. Unos tantos ingleses adentro que me ven pero no me dicen nada. Brian se voltea, se quita una chaqueta y lo abordo:

—Hello, Mr. Brian. My name is Carlos. Very glad to meet you, Sir... Would you please to firm, perdón, to sign this for me?

Le entrego un par de fotos y dos libritos de cd’s y los firma con gusto.

—Yes indeed, and thanks, Carlos, where are you from?

—Venezuela...

—Oh, lovely country

—Yes, everyone says so... Now, may I take a picture with you?

—Of course lad... C’mon...


“¡Gallileo, Gallileo, Gallileo, Gallileo Gallileo figaro, Magnificoooo!“



Volví a ver a Brian dos veces más en un hotel cercano al Paseo del Prado. Todos los discos solistas firmados. Ya sabía que me faltaban dos: el baterista y el bajista que prefiere el anonimato al salir de gira. Por lo menos para conocer a Roger Taylor esperé un año, cuando volví a ver esos dos en el Aruba Music Festival. Ahí fue más sencillo, pues fabriqué de nuevo la parodia de “cubrir el evento como periodista” para finalmente asistir a la rueda de prensa de un aburrido Paul Rodgers. Luego me encontraría cara a cara con Roger Taylor para tomarme una foto con él y hacer que me firmara unos cuantos discos. Siempre boquiabierto, como un carajito.

3 comentarios:

Desde La Barra dijo...

bro, q belleza de historia...

eres un trotamundo mundial

el phineas phogg del rockanrol

Keep Rockin'

Roberto Echeto dijo...

Pollo viaja por el mundo para fotografiarse con sus ídolos.

Todo un proyecto de arte conceptual.

Por cierto, dos días después de ver a Queen en Madrid, Pollo vio a Judas Priest... Era uno de los conciertos de promoción del disco Angel of retribution.

Y lloró otra vez.

Grande, bróder.

oMar-Mota dijo...

Wooooooo! lo más máximo... muy bueno eso del "Disco es Cultura" jajajaja...